A Clemente Althaus, por su “A un ateo”
En vano, pequeño ser, esperaste el cielo
ya que apenas algunos de tus huesos quedan
y tu cuerpo - alma ni cielo ni nada heredan
tu dogma dijo cielo y estás en el suelo.
Tu última casa, no tienes más, es el subsuelo
dios y luzbel, Pobre ser, en el fango te enredan
mientras que el frío y la nada te remedan
fanático religioso, hoy, en desconsuelo.
Verdugo de la verdad, peón de las Mentiras
fuiste en tu pasajera vida descarriada
ya no te inspiras pero tampoco expiras.
tu alma no es alma, es psiquis abobada
yo no tengo pecados, tu sí pero no los miras
almilla abombada, almilla enterrada.
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