Cada 28 de julio en Perú, mi patria celebra su independencia, lo que significó en el fondo no una liberación total, sólo se implementaron algunas reformas (España perdió su dominio y fue expulsado de nuestras tierras, asumíamos nuestras propias decisiones) otras reformas no se implementaron (continuó la esclavitud de los negros, las mujeres no tenían derecho a la educación ni al voto, entre otros), de todos modos fue un avance; uno de los aspectos verdaderamente negativos que se ha venido arrastrando son una serie de costumbres y tradiciones religiosas que inventados en la antigüedad se propagó y que llegaron al Perú con los conquistadores españoles y que a partir de esa fecha se viene practicando, lo que viene perjudicando impunemente y de manera oficial y legal de forma continua a lo que más valioso que tiene el Perú el “Ser Humano” sin que hasta la fecha se haya derogado y castigado a los responsables.
Como en todas partes, los políticos corruptos que han asumido el control del poder a lo largo de nuestra independencia (civiles y militares) han instaurado y permiten la práctica de la misa Te Deum por la independencia del Perú, en donde los máximos representantes de nuestra democracia peruana (el Presidente de la República, Congresistas y Jueces Supremos, y demás) tienen que escuchar las barbaridades y estupideces del cardenal y ser cómplices del odio y el veneno que desparrama en contra de las libertades individuales, en el presente año, por ejemplo el arzobispo Juan Luís Cipriani ha cuestionado a los países más avanzados y a los librepensadores indicando que sufren “una desorientación valorativa por la perdida de la fe” nada más ridículo, aplaude a los que retrasan el desarrollo de la sociedad, y a los que piensan de manera cavernaria como él. Cipriani es el que sufre de desorientación aguda ya no puede tener relaciones sexuales por eso del celibato y su permanente masturbación por el trabajo invisible de las hormonas de su cuerpo, hace que siempre pare amargado y renegado, atacando a las lumbreras y antorchas de la sociedad, haciendo análisis deformados de la realidad, ya que no tiene hueco su espíritu apreciándose la miseria moral en la que se encuentra en cada palabra que pronuncia.
El Perú, es un estado laico y es atentatorio a la democracia que se haya oficializado el Te Deum en las celebraciones de la independencia, el régimen democrático no necesita de esta chusma (Te Deum) para celebrar o conmemorar la independencia de un país; suficiente con el Discurso del Presidente de la República y del Presidente del Congreso para celebrar la independencia; esta mala costumbre lo practicó San Martín que si bien fue un buen militar, fue un mal político (no se olviden que este señor quiso traer al hijo del Rey de España para que sea Rey del Perú y América, felizmente por allí estuvo otro muy buen militar y muy buen político cuyo nombre es Simón Bolívar más las fuerzas más progresistas del Perú le impidieron semejante desacierto a don San Martín).
Los verdaderos demócratas no necesitan ir a este tipo de rituales para ganar la simpatía de la población, pues estos líderes, verdaderos líderes, son verdaderos estrategas y trabajadores inteligentísimos, que por el contrario le quitarán las gollerías e injustificados privilegios a este grupúsculo de zánganos, delincuentes con sotana que ganan jugosos sueldos del Estado y para el colmo de los males se les permite hablar boberías en cada Te Deum que se escucha.
El Dios al que celebra el Cardenal Cipriani, es el mismo Dios que estuvo presente cuando los esclavos trabajaban en las haciendas de la costa peruana, sin ningún derecho y se hizo el cojinova y no hizo nada, ese Dios que hace mención Cipriani permitió la explotación de nuestros campesinos y de nuestra gente oriunda del Perú, ese Dios, es el mismo Dios de Pizarro, que trajo Pizarro, según su propia doctrina católica y romana. POR LO TANTO, EN LAS CELEBRACIONES POR LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ DEBE EXCLUIRSE Y NO DEBE CELEBRARSE LA MISA TE DEUM CON CARÁCTER OFICIAL, el Te Deum atenta contra el Derecho a la Libertad Religiosa de los peruanos; las personas que quieran escuchar que escuchen lo que quieran, pero en los actos oficiales por la celebración o conmemoración de la Independencia de nuestra patria debe estar limpia de todo perjuicio religioso.
¡VIVA EL PERU, CARAJO!
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